¡Algo tenía que cambiar! ¡Tenía que funcionar!
Ayer te contaba que nuestra relación se estaba desmoronando a pesar de que nos queríamos mucho y queríamos criar a nuestros hijos juntos.
No sabíamos cómo salir de esa situación. El tiempo iba pasando. Algo tenía que cambiar, y llegó el momento de abrir los ojos. ¿Pero cómo?
La primera respuesta lógica era pasar más tiempo juntos. Suena bien, ¿verdad? Pero, ¿sabes qué? Si queríamos ver a nuestros amigos, teníamos que programarlo con semanas de antelación. ¡Todo el mundo estaba tan ocupado! ¿A que te suena?
Era demasiado fácil quedarse atrapados en la rutina. Trabajo, hacer la compra, cocinar, comer, emborracharse, ver la televisión…y volver a empezar, una y otra vez.
De compras los fines de semana. Lo mismo cada día.
Incluso «antes» de todas las distracciones de las redes sociales, era difícil centrarse en nuestras prioridades REALES.
Lo teníamos claro. Esa situación no era la que buscábamos.
Así que volvimos a pensar en cómo conseguirlo. Queríamos conseguir que funcionara.
¿Quieres saber a qué nos comprometimos (y estamos hablando de un compromiso ENORME)?
Te lo contaré mañana. ¡Te sorprenderá todo lo que hicimos para que todo esto funcionara!
Por cierto:
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No te pierdas mi próximo e-mail, que llegará mañana, con el asunto: «¡Era tan obvio! ¡Esto salvó nuestra relación!»